¿Qué es una política de compra responsable?

El desarrollo de una política de compra responsable y sostenible es un reto importante para las empresas. Dando preferencia a las adquisiciones éticas y ecológicas coherentes con la estrategia global de la empresa, usted forma parte de una dinámica existente y contribuye a sensibilizar a los consumidores por medio de su actitud ejemplar.

El reto de una política de compra responsable

Frente al cuestionamiento de las conductas de consumo actuales en un contexto económico, social y medioambiental debilitado, las empresas deben tomar conciencia de su impacto sobre la sociedad y presentar un balance. En el ámbito de los principios generales de su RSC, la implementación de una política de compra responsable le permite intervenir en el mercado, protegiendo al mismo tiempo el medio ambiente.
La compra responsable implica que la empresa asuma toda su responsabilidad, con total transparencia hacia sus diferentes partes interesadas, tanto internas como externas. Debe tener en cuenta los efectos económicos, sociales, energéticos y medioambientales de cada una de sus acciones, desde la concepción del producto o servicio hasta el final de su vida.

También es un compromiso de utilidad social, que forma parte de un proceso de economía circular para un consumo sostenible, a un coste controlado. Por medio del impulso de una política de compra voluntaria y sostenible, la empresa se hace más cívica y gana competitividad.

Política de compra responsable: las claves del éxito

Una política de compra responsable no se improvisa. Sus objetivos deben estar definidos claramente. Es fundamental una fase de preparación anterior a cada etapa del proceso.

Un compromiso social sólido de las grupos de interés

Las compras que se encuentran en el centro de la estrategia son determinantes para el rendimiento y la rentabilidad de la empresa, siempre y cuando sean sinónimo de reducción de costes. Para no afectar al proceso, la política de compra implica convicción y compromiso, así como una visión global de los grupos de interés con el fin de que cada una afirme su responsabilidad social en el núcleo de su trabajo. Formación, comunicación, movilización, diálogo, análisis de la experiencia son todas bases necesarias para fundar una política solidaria en una estrategia sostenible. Es necesario inspirar una dinámica de equipo que fomente los intercambios y la confianza entre las distintas partes interesadas.

Una relación duradera con los proveedores

Es esencial implementar procesos con los proveedores con el fin de controlar mejor sus aprovisionamientos, al mismo tiempo que se optimizan sus costes. La empresa debe mantener un diálogo abierto con ellos para conocer mejor sus ofertas y perspectivas de adaptación. La evaluación de su responsabilidad social y medioambiental es determinante en la elección final del proveedor. El compromiso ético debe ser recíproco, de acuerdo con los valores de integridad de la empresa. Puede estar definido asimismo en un reglamento interno para legitimizar la colaboración.

Una política de compra focalizada en un consumo más responsable

Es un elemento importante del desarrollo sostenible y tiene como objetivo la adquisición de productos más respetuosos con el medio ambiente, solidarios, éticos y/o procedentes del comercio justo. Las buenas prácticas en la compra, la transparencia en las condiciones de fabricación de los productos y las campañas de comunicación repetitivas fomentan un consumo más responsable. Concienciando al público en general sobre la calidad medioambiental, social o energética de un producto y/o servicio, la empresa establece un valor añadido real. Valora su imagen, especialización y reputación en materia de RSC. Además, el consumidor es más propenso a manifestar su compromiso a favor de la marca que se integra en un proceso responsable.

Elegir bien sus productos: los buenos criterios de compra en equipos IT

Teléfonos fijos, smartphones, ordenadores, tabletas, centros de datos o, de nuevo, sistemas de impresión. La utilización profesional de equipos IT ocasiona emisiones de gases de efecto invernadero importantes y alarmantes (se estima que suponen un 2,5 % de las emisiones mundiales).

Para reducir esta huella de carbono, la empresa debe llevar a cabo una política de compra que respete ciertos criterios en sus inversiones IT: diseño ecológico del producto, sostenibilidad, consumo energético y también la madurez RSC del fabricante. Este último debe haber asumido compromisos y realizar acciones concretas para reducir su huella medioambiental.

Para llevar a cabo estas buenas prácticas, la empresa también debe recurrir al etiquetado ecológico europeo, que le asegura que es un material que ejerce un menor impacto sobre el medio ambiente durante todo su ciclo de vida, desde la extracción de las materias primas, la fabricación y la utilización, hasta el reciclaje del producto.

Pero además de la huella de carbono y sus consecuencias medioambientales, la huella social también desempeña una función esencial. Efectivamente, la empresa debe prestar particular atención al conjunto de partes interesadas de su ecosistema con el fin de continuar siendo sostenible.

Gestión de la compra, reparto, intercambios, compromisos recíprocos, control sostenible de los costes y gestión de riesgos… Una política de compra responsable, particularmente en los equipos IT, es un pilar del desarrollo sostenible; un auténtico vector del crecimiento económico.

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